KEN FOLLETT – LA CAÍDA DE LOS GIGANTES
Título: La Caída de los Gigantes
Trilogía: The Century
Autor: Ken Follett
Editorial: PLAZA & JANES EDITORES
Páginas: 1017
Resumen Contraportada:
Tras el éxito de Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin, Ken Follett presenta esta gran novela épica que narra la historia de cinco familias durante los años turbulentos de la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa y la lucha de hombres y mujeres por sus derechos.
Valoración Desde los Libros: 8/10
“Ésta es la historia de mis abuelos y de los vuestros, de nuestros padres y de nuestras propias vidas. De alguna forma es la historia de todos nosotros.” Ken Follett.
“El pasado, pasado está. Nunca hay que mirar hacia atrás, pero es muy importante conocerlo.” V.O , mi madre, la persona que me regaló La Caída de Los Gigantes las pasadas Navidades.
Y el factor determinante en la experiencia de leer esta novela reside justamente ahí: es nuestro pasado. Y aunque duela recordarlo, aunque haya errores, aunque todavía esté reciente: no se puede ignorar.
Pero, ¿no hubiese sido más emocionante, o quizás incluso más relajado, haberlo leído ignorando el pasado?
Sí. En mi opinión: un firme y rotundo SÍ. La angustia e impaciencia que he sufrido leyendo La Caída de Los Gigantes no la he sufrido nunca antes. Quizás por ir creciendo y madurando, por comprender e interiorizar mejor las lecturas.
¿Sabéis esa sensación de angustia y suspense ante la incertidumbre de no saber si le ocurrirá algo malo al héroe de una película? Pues aquí ocurre precisamente lo contrario. Te afecta la certeza de saber que todavía quedan dos años de guerra, lo que se traduce en unas doscientas páginas más así a mano alzada, y sentir que no sabes si los protagonistas lo aguantarán. ¿Qué va a ser de ellos? Piensas. Pero lo peor es que ya lo sabes. Sabes que van a tener que sufrir una larga Primera Guerra Mundial, pero que después tampoco serán felices ni comerán perdices, porque esto es la vida, y después les queda aguantar el periodo Nazi, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, la vida.
Así que aunque coges un cariño protector con los personajes de la historia, aunque te maravillen, les admires o les odies, no puedes permitirte una esperanza, ni tampoco imaginar si finalmente se volverán a encontrar, si las mujeres lograrán tener los mismos derechos que los hombres, si los rusos hallarán la paz con la revolución, porque ya sabes las respuestas y nada es blanco ni negro.
Encuentro el estilo de Ken Follett más moderno en esta novela y sobre todo se agradece su precisión al situar los hechos. Cuando los personajes acuden a una fiesta, sabes exáctamente en qué calle, en qué número y cómo era ese edificio. Reconozco que ha sido un privilegio poder leer La Caída de los Gigantes viviendo en Londres, donde se desarrolla la mayoría de la historia. Por esto la próxima actualización será una entrada especial y con mucho cariño, donde aparecerán las fotos de todos los rincones londinenses donde se basa la novela. Espero que os guste tanto como a mi me ha gustado buscarlos, y sentir que estaba en la casa de Ethel, con Walter en la embajada alemana, o reuniéndome con un espía en la iglesia St Martin-in-the-Fields.
Ha sido una lectura así como experiencia maravillosa. Y lo mejor de todo, que esperan dos novelas más detrás.
Comentarios y Guiños:
- La cadena de supermercados Sainsbury’s ha creado un anuncio las pasadas navidades con la misma experiencia de la tregua entre soldados ingleses y alemanes relatada a partir de la página 413. Os dejo el video para que podáis ver e imaginar lo que vivieron Walter y Fitz.
- Busco explicación a lo narrado en la página 506: Casa en Mayfair, Londres. Se escucha un estruendo que según leemos hace temblar la ventana de Maud. El mayordomo le informa de que son los cañones.
- ¿Qué canones? – preguntó Maud.
- Los de Francia, señora. – respondió el mayordomo.
¿Es una metáfora? ¿Una anécdota que desconocía? Porque según tenía entendido es imposible que se escuchen los cañonazos de Francia en Londres. Pero igual hay una explicación razonable que yo ignoro.
- Imposible contener las lágrimas en lo que diría que es la página más emotiva y más real de todo el libro. En mi edición, la página 544, donde el chico de la oficina de correos de Aberowen “blanco como la cera y a punto de llorar también, estaba cruzando la calle” repartiendo los telegramas que notificaban las bajas de guerra. Y ocurre esto:
La señora Llewellyn levantó las manos como para impedir que Geraint siguiera avanzando.
- ¡No! – gritó. – ¡No, por favor!
El chico le entregó el telegrama.
- Yo no puedo hacer nada, señora Llewellyn – dijo. No tenía más que diecisiete años –. Lleva su dirección en el destinatario, ¿lo ve?
Aun así, la mujer se negaba a recibir el sobre.
- ¡No! – gritó, se volvió de espaldas y se tapó la cara con las manos.
Al chico le temblaban los labios.
- Por favor, tómelo – le rogó –. Aún tengo que repartir todos estos. (…)
La vecina de al lado, la señora Parry Price, dijo:
- Yo lo recibiré por ella. No he tenido hijos.
(…)
El chico se acercó a Minnie Ponti. Ella no gritó, pero empezaron a caerle las lagrimas por las mejillas.
- ¿Cuál de los dos? – preguntó con la voz rota. – ¿Joey o Johnny?
- No lo sé, señora Ponti – respondió Geraint –. Tendrá que leer lo que dice ahí.
La señora Ponti rasgo el sobre.
- ¡No veo nada! – gritó. Se frotó, intentando aclararse la visión, borrosa por las lágrimas. (…)
A punto de llorar tan solo por escribirlo.
- Un diálogo que me ha gustado mucho y que vendría de perlas incluso hoy en día. En un mitin político, uno de los personajes pide explicaciones sobre la mala dirección de sus superiores en la guerra. Dice: “Si sabían la verdad, ¿por qué nos dijeron otra cosa?” Y añade:
- ¿Son nuestros oficiales imbéciles… o embusteros?
Buena pregunta, que habría que formularla más a menudo hoy en día. Un “Olé!” para Billy.